Albatera. Preparando la salida
Indicación de la Senda
Recepción y bienvenida en San Isidro
Este Sr. (no recuerdo su nombre) comentó haber sido profesor del hijo de M. Hernández
Recital de poesía
¿Azucar yo? Tururu.....
Llegada a Crevillente
Reponiendo fuerzas en Crevillente
Final de etapa en la Universidad M. Hernández de Elche
El día 12, sábado, Miguel López y sus sobrinos ya no pueden venir, por lo que reiniciamos la Senda Paco Calatayud y un servidor.
En la Casa de Cultura de Albatera hay bullicio, la gente está desayunando, se ven caras somnolientas, parece que no han descansado muy bien debido al excesivo ambiente nocturno. Hoy ya no están los alumnos de colegios e institutos que ayer pusieron la nota de color, pero se incorpora mucha gente nueva. La banda de música retoma los pasodobles acompañándonos un buen trecho del camino.
En la zona deportiva de San Isidro, junto a un monolito de homenaje a la Senda del Poeta, se da la bienvenida a los senderistas y hay un dilatado y variado recital de poesía. Entre los participantes, muchos de ellos llegados exclusivamente para el acto (les delata su vestimenta), se hace notar “Paco el de Redovan”, como él mismo gusta llamarse, por las lecturas musicadas que hace:
“Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
…………….”
ó
“Para la libertad sangro, lucho, pervivo,
para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un arbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
……………”
Continuamos por el caserío de Realengo y atravesamos algunas partidas rurales de Crevillente llenas de chalets que son buena muestra de la situación inmobiliaria actual, hay infinidad de obras paralizadas por infracción urbanística. Así hasta llegar a un parque junto a la estación del tren de Crevillente donde se almuerza, se descansa y se recita durante un buen rato. Tomamos un helado y café en un bar cercano y reanudamos la marcha.
La arboleda hoy ha cambiado, predominan los almendros, olivos, mangranos y palmeras. Se ven tierras baldías, bancales de alcachofas abandonados y, por el contrario, algunos terrenos magníficamente labrados y cuidados. Contrastes típicos de la huerta minifundista.
A la entrada de Elche nos reagrupamos y caminamos una hora por el casco urbano completando los 30 km de hoy, también por terreno sin dificultades, hasta llegar a la universidad, en cuyo inmenso “hall” se ubican quienes van a pasar aquí la noche. Nosotros regresaremos mañana.
En la Casa de Cultura de Albatera hay bullicio, la gente está desayunando, se ven caras somnolientas, parece que no han descansado muy bien debido al excesivo ambiente nocturno. Hoy ya no están los alumnos de colegios e institutos que ayer pusieron la nota de color, pero se incorpora mucha gente nueva. La banda de música retoma los pasodobles acompañándonos un buen trecho del camino.
En la zona deportiva de San Isidro, junto a un monolito de homenaje a la Senda del Poeta, se da la bienvenida a los senderistas y hay un dilatado y variado recital de poesía. Entre los participantes, muchos de ellos llegados exclusivamente para el acto (les delata su vestimenta), se hace notar “Paco el de Redovan”, como él mismo gusta llamarse, por las lecturas musicadas que hace:
“Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
…………….”
ó
“Para la libertad sangro, lucho, pervivo,
para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un arbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
……………”
Continuamos por el caserío de Realengo y atravesamos algunas partidas rurales de Crevillente llenas de chalets que son buena muestra de la situación inmobiliaria actual, hay infinidad de obras paralizadas por infracción urbanística. Así hasta llegar a un parque junto a la estación del tren de Crevillente donde se almuerza, se descansa y se recita durante un buen rato. Tomamos un helado y café en un bar cercano y reanudamos la marcha.
La arboleda hoy ha cambiado, predominan los almendros, olivos, mangranos y palmeras. Se ven tierras baldías, bancales de alcachofas abandonados y, por el contrario, algunos terrenos magníficamente labrados y cuidados. Contrastes típicos de la huerta minifundista.
A la entrada de Elche nos reagrupamos y caminamos una hora por el casco urbano completando los 30 km de hoy, también por terreno sin dificultades, hasta llegar a la universidad, en cuyo inmenso “hall” se ubican quienes van a pasar aquí la noche. Nosotros regresaremos mañana.
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